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Firma digital Fundación M. Trinidad Carreras

En todos nuestros proyectos el agua cobra un valor especial por su carencia y/o escasez. Junto a la empresa Bernabad, estamos realizando las obras en los centros educativos de  Benín, Cabo Verde y Timor. Por eso incidimos en la creación de pozos, recogida de agua de lluvia y reutilización de aguas grises y negras.

El agua es un recurso fundamental para la supervivencia y también juega un papel esencial en las economías de todo el mundo, a nivel sanitario, cultural y social. El acceso a la misma, tanto para su consumo directo como para la higiene diaria, es imprescindible para la vida y la salud. Sin embargo, siendo un recurso tan valioso, su valor real resulta muy difícil de cuantificar.

El precio del agua no se puede medir de la misma forma que otros productos básicos, ya que en él intervienen diversos factores que no son términos intercambiables y no se deben confundir: su coste, la tarifa de su distribución y su valor intrínseco. Aunque teóricamente se pueden calcular los dos primeros a través de una perspectiva puramente económica, el concepto de “valor” comprende una amplia variedad de beneficios no tangibles.

Empezando por el coste y la tarifa de distribución, es evidente que las condiciones de acceso al agua, así como la calidad y el precio a los que acceden a ella las personas en todo el mundo es muy dispar. Según el sistema de información global sobre el agua IBNET, Mónaco es el país de Europa y Asia Central donde el precio por metro cúbico es más caro, alcanzando los 4,36 $/m3 frente a Rusia, donde esa cifra baja a los 0,47 $/m3. En España el precio se sitúa en los 2,28 $/m3, tomando como referencia una vivienda con un consumo medio mensual de 15m3.

En el caso de África, el país donde el precio del agua es más caro es Sudán del Sur, donde la tarifa es de 5,64 $/m3, frente a los 1,51 $/m3 de Sudáfrica. En las zonas geográficas de Asia y Pacifico, el precio ronda los dos o tres dólares, con Australia a la cabeza, 2,99 $/m3; y en el caso de América, Jamaica es el país donde el agua se vende más cara, con 3,36 $/m3 por metro cúbico.

El precio más barato del llamado “oro azul” se encuentra en oriente próximo y Norte de África, con Israel con 1,62 $/m3 siendo la tarifa más alta, seguido de Emiratos Árabes 1,33 $/m3, Omán 1,15 $/m3 y Marruecos 0,75 $/m3.

Más allá del precio del agua en los hogares, también se puede medir en términos económicos cuánto costaría conseguir el acceso universal al agua potable y al saneamiento. Según el  Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos de la UNESCO, alcanzar este objetivo en 140 países de rentas medias y bajas costaría alrededor de 114.000 millones de dólares al año.

Y no hay que olvidar que hablar del valor del agua no es sólo poner cifras o cantidades sobre la mesa. Según dicho organismo, hay cinco perspectivas desde la que se puede abordar este asunto:

Las fuentes de agua, los recursos hídricos y los ecosistemas in situ.

Las infraestructuras del agua para su almacenamiento, utilización, reutilización o aumento del suministro.

Los servicios hídricos, principalmente el agua potable, el saneamiento y los aspectos relacionados con la salud humana.

El agua como bien para la producción y actividad socioeconómica, como la alimentación y la agricultura, la energía y la industria, la empresa y el empleo

Otros valores socioculturales del agua, como sus propiedades recreativas, culturales y espirituales.

Por todo ello, resulta fundamental tener en cuenta y aceptar los diversos valores que el agua posee, incluido el del precio. Como diría Machado, no es lo mismo “valor” que “precio” y, en el caso del agua, tampoco se puede confundir. La realidad es que contar con acceso a ella cambia la vida de las personas y es el primer paso para reducir la pobreza. Lo que a nosotros nos puede parecer caro o barato, para aquellos que tienen acceso por primera vez a un pozo o fuentes de agua potable les abre un futuro de esperanza.

 

Recogido de un artículo de Auara, empresa social